“Es bueno controlar el cuerpo y es bueno controlar las palabras, es bueno controlar la mente y es bueno controlar la totalidad de la vida interna. Cuando se logra el total autocontrol, desaparecen todos los sufrimientos.”
– Buda
Existe un camino que recorremos antes de actuar en el cual participan nuestras emociones y nuestra razón. Nuestras emociones darán los impulsos necesarios para ejecutar la acción, basados en nuestras experiencias previas y el aprendizaje que nos dejaron, y la razón que aporta la fuerza necesaria para determinar si la acción es conveniente o no.
El autocontrol no es más que ser consciente de la existencia de dicho camino y empezar a transitarlo, señalizándolo bien, poniendo los semáforos necesarios, lo cual puede implicar mucho esfuerzo y disciplina, pero a largo plazo, como dice Buda, desparecerán todos nuestros sufrimientos.
A continuación, comparto una cita del libro Gobierno de Personas en la empresa de Pablo Ferreiro y Manuel Alcázar:
“En la motivación de una persona para realizar una acción concreta influyen dos motivaciones distintas: la espontánea y la racional. La primera lo hace de modo automático, impulsando a la acción que valora como atractiva, y la segunda, según el grado de autocontrol que tenga la persona, en dirección a la acción que valora como conveniente. El autocontrol facilita que sean operativas acciones que sin autocontrol no lo serían.”
Lo autores también hacen referencia a dos componentes del autocontrol (definidos por Juan Antonio Pérez López) que nos van a ayudar mucho a entender y lograr el autocontrol: la racionalidad y la virtualidad.
- Racionalidad (pensar): Es la capacidad del decisor de usar correctamente sus conocimientos adquiridos para darse cuenta de que una acción es conveniente, consistente.
- Virtualidad (valentía): Es la capacidad para querer la alternativa conveniente, no necesariamente la más atractiva.
Entonces el autocontrol se logra pensando y siendo valiente ¿fácil?
Para pensar bien, es necesario atreverse y tener un proceso para hacerlo, un orden que nos lleve a un resultado dónde hallamos tratado de incluir todas las variables que están en juego en nuestra decisión.
Y supongo que todos creemos que somos valientes, pues para autocontrolarnos nos toca probar nuestra valentía contra nuestro EGO, nuestro peor enemigo a la hora de mostrar objetividad y humildad en la toma de decisiones, pero profundizaremos más sobre este tema en un próximo artículo.
Bueno creo que contamos con material para cuestionarnos y buscar generar cambios positivos desarrollando nuestro autocontrol, ya que al empezar a hacerlo e ir logrando resultados, el impacto será muy notorio por parte de las personas con quienes nos relacionamos (familiares, compañeros de trabajo, amigos, en la calle), pudiendo incluso ser un ejemplo para generar cambios positivos en los demás.

Conocer nuestro cuerpo y saber controlarlo físicamente, es un logro basado en esfuerzo y disciplina, lo mismo que necesitamos para lograr el autocontrol interno, por eso hacer deporte ayuda mucho a encaminarnos en este proceso. Un deportista dedicado ya tiene las herramientas necesarias para el autocontrol, sólo tiene que aplicarlas a su entrenamiento como persona, a su interior, buscando mejorar su calidad motivacional (considerar como repercuten sus acciones en las otras personas), es decir pensando y siendo valiente, escenario bajo el cual uno no siempre será el centro de atención (lo siento mucho mi querido EGO).
Y, para terminar, otra cita del libro Gobierno de Personas en la Empresa:
“Por lo tanto, el grado de autocontrol de una persona depende del grado de racionalidad y de virtualidad de que disponga. Autocontrol es lo mismo que libertad. La libertad, como señala Pérez López, es la capacidad de autodeterminarse a la hora de actuar, es decir, la capacidad que permite a la persona actuar de acuerdo a lo que quiere. Para influir en la acción efectiva la libertad necesita de racionalidad – saber qué se debe querer, qué es lo conveniente – y la virtualidad – para que su querer influya operativamente en su actuar y no se quede en meros deseos ineficaces-.”
¡Buenas vibras!
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