Les comparto el siguiente extracto del libro ¡Basta de historias! de Andrés Oppenheimer:
“En una fiesta de cumpleaños del ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti a la que fui invitado durante una reciente visita a Uruguay, me tocó presenciar un excelente espectáculo de magia. Era una fiesta familiar, con alrededor de 30 familiares del ex mandatario, muchos de ellos jóvenes, y unos pocos políticos amigos del homenajeado. Aunque no suelo ir a fiestas familiares de políticos, acudí con gusto: Sanguinetti, además de haber sido dos veces presidente de su país, es un periodista y académico que siempre tiene puntos de vista interesantes sobre la realidad latinoamericana, y no quería perderme la oportunidad de conversar con él. Después de los postres, y del anuncio de que como en todo buen cumpleaños habría un mago, apareció un joven de traje negro, chistera y bastón, y procedió a hacer su acto de magia. Muy pronto, todos estábamos boquiabiertos ante las hazañas del mago, que hacía desaparecer periódicos, vasos y otros objetos de entre sus manos. “Buenísimo!”, “Increíble!”, nos decíamos unos a otros al final de cada truco de magia. Uno de los comensales, dirigiéndose a Sanguinetti, bromeó: “Deberías haberlo nombrado ministro de Economía!” Todos estallamos en una carcajada. Sanguinetti, muerto de risa, movió la cabeza negativamente y respondió: “No; debería haberlo nombrado ministro de Educación!”.
La reacción de Sanguinetti, que fue seguida de una segunda carcajada general, me llamó la atención. No habíamos estado hablando sobre educación. Obviamente, Sanguinetti, después de dos mandatos presidenciales, había llegado a la misma conclusión que algunos de los políticos más iluminados de todo el mundo: la clave de la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible no era la economía, sino la educación. Mientras todos seguimos pendientes de lo que dicen los ministros de Economía, los que tienen en sus manos el futuro de nuestros países son los ministros de Educación. Ahí, como lo había señalado Sanguinetti con su broma, es donde nos hacen faltan los magos.”

Acabo de terminar de leer el libro, es muy interesante, nos muestra cómo en Latino América vivimos obsesionados con la historia y descuidamos el prepararnos para el futuro, quedando claro, al hacer una comparación con países asiáticos que en los últimos 40 años han logrado salir del subdesarrollo, que el principal motor para este logro ha sido el priorizar la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación.
Definitivamente la tarea no es fácil, ni de corto plazo, y tampoco es sólo tarea del Estado. Uno de los puntos clave para vencer el subdesarrollo es el compromiso con la educación de los ciudadanos y de la empresa privada.
Una buena educación es una de las mejores inversiones que podemos hacer en nosotros, en nuestros hijos, en nuestros colaboradores y como responsabilidad social. Consideremos la educación continua como una necesidad en nuestra vida, y si cada vez que tengamos la oportunidad podemos transmitir lo que sabemos, o recomendar el priorizar la educación, ya estaremos aportando a este cambio tan necesario y retrasado en nuestro país.
Uno de los puntos importantes que menciona el autor y que vale como recomendación para quien esté pensando en estudiar algo, es analizar la oferta fuera de tu país, y si es uno desarrollado mejor, pues el asimilar esa cultura donde la educación es algo prioritario, donde las reformas educativas transcienden los mandatos presidenciales y las preferencias políticas, alimentará nuestras ganas de generar un cambio positivo en nuestro país y regresar a emprenderlo.
Desde esta tribuna siempre vamos a alentar el hacerte pensar, cuestionarte y enriquecer tu conocimiento, porque tenemos claro que la educación es un cambio positivo.
¡Buenas vibras!