EL SURF: MI COACH DE VIDA

Si en algo he sido insistente en mis 45 años de vida, es con el surf. Desde los 12 años aproximadamente no he dejado de remar, el periodo de tiempo más largo sin surfear en todos estos años ha sido 5 meses debido a una lesión, después de eso por ahí otras paradas más cortas, por lesiones también, pero en general es en lo que más constante y perseverante he sido.

Llevándolo al plano de etapas de la vida, el surf me ha acompañado desde mi adolescencia y espero me acompañe hasta la vejez.

El correr olas era mi destino, no sé cómo explicarlo, pero hoy, ya en el camino de la consciencia plena, puedo afirmar que el primer contacto con mi esencia, con quien soy, fue gracias a esa energía que despertó en mi la pasión de surcar olas, que estimo debe haber sido entre los 6 u 8 años, desatándose en mí una adicción por esa sensación tan increíble que produce el surf ¿cómo estoy seguro? sólo recuerdo mi panza sangrando por el tecnopor de la piti tabla y no me importaba, lo único que quería era seguir corriendo olas en la orilla del mar, así fue todo ese verano, ya no sabían ni que ponerme en las heridas, corría con polo, que igual se levantaba, y al salir pasta granugena u otros menjunjes caseros.

Lo maravilloso de esa pasión, de ese sentimiento tan increíble, es que todavía se siente igual hoy en día, y es como despertar ese niño interior que todos tenemos, es lo máximo, y es algo que todos estamos en capacidad de lograr, la tarea es descubrir cómo.

Foto: @charliway

Es así como el surf comenzó a acompañarme en muchos descubrimientos. Viendo en retrospectiva, al principio no era consciente de las señales, sin embargo, hubo un punto de quiebre, más por factores externos al surf, pero era esa energía positiva que emanaba en mi al surfear que me permitía seguir firme a pesar de las nubes negras, generaba la contrapartida necesaria de luz para levantar el ánimo, la cabeza y afrontar lo que se presentara.

Lo primero en lo que me hizo despertar el surf es la toma de consciencia respecto a mis emociones y la forma en que se manifestaban a través de mi cuerpo y mis actitudes. Es así como inicia un proceso de autoconocimiento, el cual puede ser en muchos casos todo un reto, pues requerirá mucho valor y fortaleza de nuestra parte, ya que empiezas a romper paradigmas, remover creencias y afrontar miedos.

Desde mi adolescencia recuerdo como en determinadas situaciones sentía mis sesiones de surf como un desfogue, por la misma edad y situaciones de mi entorno, solía recurrir al mar y sus olas para drenar esas emociones, que en ese momento ni siquiera entendía ni me tomaba la molestia de hacerlo, pero con el surf regresaba la armonía.

Con el tiempo descubrí que esa armonía era temporal, que tenía mucho camino por recorrer todavía, y había que hacer un pare, cuestionarse, plantear alternativas y decidir. Es en este momento en el que reconozco al surf por primera vez como un compañero en las buenas y en las malas, que me reta, me pone en mi sitio, me ayuda a desahogarme y seguir descubriéndome, en ese momento decidí que el surf era la herramienta que necesitaba mi cuerpo y mi alma para progresar.

Reconocí también el hecho que necesitaba herramientas adicionales (talleres de coaching y liderazgo) para complementar y hacer más rápido el recorrido o para reforzar la toma de consciencia en la que me había hecho caer el surf, ya no sólo eran las emociones, sino donde se originan, como pueden ser los pensamientos.

“La interconexión del cuerpo y la mente: La mayoría de los pensamientos llevan consigo una emoción; todas las emociones se reflejan en el cuerpo; y las sensaciones corporales a menudo suscitan pensamientos.”

Extracto del libro ”Coaching” de Jhon Whitmore.

Ya teniendo claro todo este bagaje de toma de consciencia, comencé un proceso de autocoaching inspirado en el surf, es decir, mezclé el autoaprendizaje que me dio el surf con las técnicas aprendidas (en las cuales sigo profundizando hasta ahora), logrando un herramienta súper potente de desarrollo personal en todo sentido, pues cada aspecto que iba mejorando respecto a mis emociones, pensamientos y actitudes, se reflejaban en mi desempeño al surfear de igual manera, lo cual es muy gratificante, acuñando un dicho que suelo repetírmelo siempre: “si Yo estoy bien, todo va a estar bien”.

Otra de las primeras decisiones de este proceso, ya habiendo elegido al surf como mi herramienta para el progreso, es ponerme en perspectiva al respecto, es decir, el surf no es algo que puedes mantenerlo en tu vida sino le das el espacio y la dedicación necesaria, pues es un estilo de vida, y eso debía tenerlo claro sino la frustración estaba asegurada. Esta perspectiva me ha hecho mantenerme a flote y con el impulso para seguir remando a pesar de lo que se presente, sabiendo sacar provecho a todas las circunstancias, estén buenas o malas las olas, el simple hecho de flotar en el mar ya es beneficioso, sin embargo, siempre termino corriéndome una olita que paga la entrada.

De este modo sigo usando al surf como una herramienta de coaching de vida que me mantiene consciente, lo cual siempre suma responsabilidades extras, y en perspectiva, progresando.

Hoy no hago más que estar agradecido por ese momento, ese instante, en el que se generó esa conexión con el surf, que me ha costado mantenerla, he tenido que ser terco y hacer oídos sordos a nuestra sociedad mata pasiones, dónde lo común es buscar respuestas en el exterior en lugar de tu interior.

Con mucho amor y buenas vibras.

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